El Palacio de Bellas Artes es hoy uno de los recintos culturales más emblemáticos de México, pero su historia se remonta a principios del siglo XX.
Fue el entonces presidente Porfirio Díaz quien encargó al arquitecto italiano Adamo Boari la construcción del edificio, iniciada en 1904. Boari también había diseñado el Palacio de Correos, pero en este caso su obra quedó inconclusa: en 1916 tuvo que abandonar el país debido a la Revolución Mexicana.
Décadas después, el arquitecto mexicano Federico Mariscal retomó el proyecto y lo concluyó en 1934, dándole un estilo Art Déco al interior, en contraste con el Art Nouveau del exterior diseñado por Boari. Con ello, el edificio cambió de nombre: de Teatro Nacional pasó a ser Palacio de Bellas Artes, símbolo de la vida artística del país.
El recinto alberga además varias salas como la Manuel M. Ponce y la Adamo Boari, así como el Museo Nacional de Arquitectura y el Museo del Palacio de Bellas Artes, convirtiéndolo en un espacio donde confluyen diversas expresiones artísticas.
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