La riqueza textil de Oaxaca está presente en la feria “De puntada en puntada. Historia bordada”, organizada por la Dirección General de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas (DGCPIU). Esta muestra, que celebra el bordado tradicional como expresión viva del patrimonio indígena, se realiza en el Museo Nacional de Culturas Populares (MNCP) en la ciudad de México, hasta el 3 de agosto de 2025.
Entre las 24 artesanas y artesanos participantes de ocho estados del país, las maestras oaxaqueñas destacan con bordados y tejidos que reflejan la identidad zapoteca, mixteca y ayuuk (mixe), portando saberes ancestrales transmitidos de generación en generación. La feria reúne representantes de nueve pueblos indígenas: amuzgo, ayuuk, otomí, nahua, tsotsil, tzeltal, mazahua, mixteco y zapoteco.
Durante la inauguración —enmarcada en la exposición “Mujer huipil. Urdimbres y puntadas”—, la presencia de Oaxaca se hizo sentir con fuerza gracias a la participación de Estrella Jiménez, reconocida artesana de Santa María Tlahuitoltepec, Oaxaca, quien, junto a Pascuala Vázquez de Zinacantán, Chiapas, dirigió unas palabras al público para invitarles a conocer y adquirir piezas únicas elaboradas en sus comunidades.
Esta feria coincide con el Día Mundial del Bordado (30 de julio) y tiene como objetivo visibilizar el trabajo artesanal como una forma de memoria cultural y fuente de sustento económico para cientos de familias indígenas. En ese contexto, se resaltó el aporte de Oaxaca como un referente nacional en el arte textil, tanto por su diversidad de técnicas como por la profundidad simbólica de sus diseños.
En palabras de Rosita López, coordinadora del colectivo Ladxidua (Mi corazón) del Istmo de Tehuantepec, las flores que borda representan su tierra: “esas flores son el significado de mi pueblo, el lugar de las flores”, comentó al hablar sobre su trabajo con ganchillo y aguja chica, plasmado en blusas y vestidos.
Las y los visitantes pueden apreciar bordados con técnicas tradicionales como lomillo, punto de cruz, cadenilla, costilla de ratón, pepenado, hilván, relleno, corazón amarrado y atravesado, además de tejidos elaborados en telar de cintura con brocado, herencia viva de los pueblos de Oaxaca y otras regiones del país.
El evento también visibiliza los retos que enfrentan las y los artesanos frente a la industrialización. María Jiménez, artesana oaxaqueña, señaló que los procesos manuales que en su taller familiar requieren de tres a cinco días, se ven desplazados por copias industriales hechas en pocas horas a bajo costo.
“De puntada en puntada. Historia bordada” se realiza en el Museo Nacional de Culturas Populares, ubicado en Av. Hidalgo 289, col. Del Carmen, Coyoacán, CDMX, con entrada libre.
Oaxaca no sólo participa, Oaxaca inspira. Sus bordados son testimonio de un pueblo que borda su historia con cada hilo.
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